Imágenes de OVNI de 9 minutos capturadas por la Armada de Chile aún desconciertan a los científicos

(UFOvni.org) Imágenes de OVNI de 9 minutos capturadas por la Armada de Chile aún desconciertan a los científicos. En noviembre de 2014, un patrullaje de rutina de la Armada de Chile cerca de la capital Santiago, entre San Antonio y Quintero, en la Región de Valparaíso, provocó un encuentro inesperado con un fenómeno aéreo no identificado (UAP). Mientras el técnico probaba la cámara infrarroja de alta definición recién instalada en el helicóptero de la Armada, capturó dos grandes esferas superpuestas.

La lectura de la cámara térmica indicó que el objeto estaba más caliente que todo lo demás en el marco y que su velocidad coincidía con la del helicóptero de la marina, que volaba a 130 nudos. Sin embargo, la parte más intrigante de las imágenes fue la aparición de dos penachos liberados por el objeto, no una sino dos veces. Las columnas parecían estar emitiendo algún tipo de gas o vapor y solo eran visibles en la configuración infrarroja, no en el visor óptico.

La Armada de Chile, que investiga abiertamente los UAP, estudió el video durante dos años antes de hacerlo público. El gobierno concluyó que el objeto tenía las características de un UAP, incluida su capacidad para evitar la detección por radar y su falta de respuesta a los intentos de comunicación por parte de la tripulación de la marina.

En 2017, el Comité para el Estudio de Fenómenos Aéreos Anómalos, organismo vinculado a la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), clasificó el caso de 2014 como un “fenómeno aéreo no identificado”.

El video muestra dos luces circulares blancas conectadas o puntos calientes que emiten mucho calor. Crédito: CEFFA
Esta imagen fue parte de un análisis del astrofísico Luis Barrera. Una captura de pantalla de un video de la Armada de Chile que muestra una firma extraña en el infrarrojo. Crédito: CEFFA

Los expertos que analizaron las imágenes proporcionaron varias hipótesis, pero ninguna explicación definitiva. Algunos especularon que el objeto podría haber sido una nave hostil que intentaba infiltrarse en el espacio aéreo chileno, aunque la tecnología de drones o globos no parecía encajar con las características del objeto.

Otros sugirieron que las columnas podrían ser las estelas de un avión comercial que volaba a baja altura, lo que explicaría su patrón y apariencia irregulares. Sin embargo, la ausencia de una firma de radar correspondiente y la trayectoria del objeto hacia Santiago, una ciudad con más de 4 millones de habitantes, generó preocupaciones sobre una posible amenaza.

Según los informes, el helicóptero tenía un capitán de la Marina con amplia experiencia de vuelo y un técnico que estaba probando una nueva cámara infrarroja para operaciones de inteligencia, vigilancia y reconocimiento. El helicóptero volaba a una altura de unos 4.500 pies, con gran visibilidad y una temperatura de 10 grados centígrados. Viajaba a una velocidad de unos 240 km/h.

A las 13:48, mientras probaba la cámara, el técnico vio un OVNI volando a la izquierda del helicóptero sobre el océano. Poco después, el objeto era visible a simple vista. Los dos miembros de la tripulación se dieron cuenta de que la velocidad y la altitud del objeto eran similares a las del helicóptero, y que la distancia entre ellos era de aproximadamente 55 a 65 kilómetros.

El equipo inmediatamente enfocó la cámara en el objeto y lo grabó durante aproximadamente 10 minutos. Se contactaron con dos estaciones de radar, una cerca de la costa y la otra en el sistema de control central de la DGAC en Santiago. Sin embargo, ninguna de las estaciones de radar pudo detectar el objeto, a pesar de identificar rápidamente el helicóptero. Los controladores confirmaron que no había tráfico en la zona, ni militar ni civil, y que no se permitía el vuelo de ninguna aeronave. El objeto no fue detectado ni por el radar del helicóptero ni por el radar de la cámara.

Siguiendo el protocolo, el piloto intentó ponerse en contacto con el objeto a través de los canales designados, pero no recibió respuesta. Durante 9 minutos y 12 segundos, el técnico pudo adquirir imágenes infrarrojas del objeto, que genera principalmente imágenes monocromáticas que varían en tono según la temperatura. El metraje termina cuando el helicóptero regresa a la base y el objeto desaparece entre las nubes.

La periodista de investigación Leslie Kean, conocida por sus investigaciones sobre ovnis, realizó entrevistas con personas clave y obtuvo acceso a los registros de casos. En un informe para el Huffington Post, compartió información adicional sobre el evento y lo describió como un «video OVNI innovador».

Tan pronto como la Armada obtuvo las imágenes, las entregó a CEFAA (la agencia del gobierno chileno que investiga UAP u OVNIs). El general Bermúdez, junto con el químico nuclear Mario Ávila, miembro del comité científico de la Fuerza Aérea de Chile, realizaron entrevistas con los dos oficiales en su base naval.

El Capitán de Marina afirmó que el objeto era una “estructura plana y alargada” con “dos focos térmicos como descargas que no coincidían con el eje de movimiento”. El técnico lo describió como “blanco con forma semiovalada en el eje horizontal”. El técnico afirmó: “en dos ocasiones [la nave] descargó algún tipo de gas o líquido con un rastro o señal térmica alta”.

Kean escribió: “Los analistas franceses propusieron que el objeto era un ‘avión de medio recorrido’ que aterrizaba en el aeropuerto de Santiago, y el rastro de efluentes observado en dos ocasiones probablemente resulta del vertido de aguas residuales de la cabina, formando un penacho orientado a lo largo del viento local que sopla del oeste.” Basaron esto en su cálculo de que la distancia entre los dos puntos calientes era «consistente con la distancia estándar entre los dos motores a reacción de un avión de medio alcance».

Expertos chilenos descartaron la posibilidad de que se tratara de una aeronave convencional, ya que se habría visto en el radar, necesitaría autorización para aterrizar y habría respondido a las comunicaciones por radio. También se observó que la columna expulsada del objeto no era agua, ya que habría caído al suelo dada la temperatura del aire cálido.

Se confirmó que la altitud del UAP era la misma que la del helicóptero según los cálculos franceses, y los meteorólogos descartaron globos meteorológicos y drones. La Armada de Chile y el gobierno investigaron el incidente y concluyeron que se trataba de un avistamiento de UAP sin explicación. El incidente fue ampliamente informado, incluso en el New York Times y el Huffington Post, y continúa generando interés en el fenómeno UAP.

El encuentro de la Armada de Chile con un UAP se asemeja a otros avistamientos reportados en todo el mundo, incluido el incidente Tic Tac de la Armada de los EE. UU., que fue capturado en video por aviones de combate F / A-18 en 2004. Sin embargo, el video chileno proporciona evidencia adicional de que el fenómeno no se limita a un país o región.

A pesar de la falta de una explicación definitiva para la UAP chilena, su existencia desafía las nociones convencionales de tecnología aeroespacial y plantea preguntas importantes sobre la seguridad nacional y la investigación científica. A medida que más países y organizaciones reconocen la realidad de las UAP, la necesidad de un enfoque coordinado y transparente para su estudio y gestión se vuelve cada vez más urgente.

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